miércoles, 25 de agosto de 2010

Amar a nuestros enemigos

Amar a nuestros enemigos

Jesús nos enuncia en el evangelio de Mateo 5:38-39 lo siguiente:  "Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.  Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra".

A continuación, les narraré 2 historias en las que participa la misma protagonista. En la primera historia ella es una niña que tiene 12 años de edad. En la segunda historia, la misma protagonista es mujer, mamá y esposa.

Historia 1. La mejilla abofeteada

María Teresa era una niña muy traviesa. Tenía 12 años por aquel entonces. Un día se percató que la Monja del internado de niñas de Santiago, y que era su profesora de Biología, poseía un incipiente bigote. María Teresa tomó una pequeña hoja de papel, un lápiz y escribió en él : La hermana Mary no se afeitó hoy. Dicho mensaje lo hizo circular por toda la sala de clases y que estaba repleta de niñas de la misma edad. Las carcajadas no se hicieron esperar. La hermana Mary, inquirió el saber quién había osado escribir aquella grotesca burla dirigida hacia ella. Después de varias excusas, María Teresa delató su culpabilidad. Como castigo, recibió por parte de la Monja, una bofetada en su mejilla provocándole  un dolor insoportable. Posteriormente, María Teresa, fue llevada a la sala de dirección de aquel internado para conversar con la Madre Superiora.
La Madre Superiora le contó con misericordia, que el bigote que la hermana Mary lucía sin afeitar ese día, era la consecuencia de haber sido parte de los prisioneros de los campos de concentración dispuestos en Alemania en la Segunda Guerra Mundial. La hermana Mary, para poder sobrevivir debió disfrazarse de hombre durante toda su estadía. De ahí surgió la necesidad de afeitarse para poder aparentar y camuflar ser un hombre. La niña María Teresa al escuchar el relato, sintió un mayor dolor que el del golpe en su abofeteada mejilla. María Teresa volvió a su sala de clases y le pidió perdón a la hermana Mary. Nunca más realizó tal afrenta ni en broma a ninguna persona. 

Historia 2. No lo hagas más.

María Teresa era una mujer casada con tres hijos. Por aquel entonces tenía 47 años de edad.
Un día, sintió un estruendo en el techo de su casa. Salió a ver que pasaba. Solo divisó correr a unos cuantos niños traviesos sin saber quién y qué había provocado tal ruido.
María Teresa subió al techo para ver que había sucedido. Cual no sería su asombro e impotencia al observar que las planchas del techo denunciaban un orifico del porte de una manzana. La evidencia para hacer tal daño, yacía a escasos centímetros del lugar. Era una bolsa llenas de piedras. María Teresa, bajó y  solicitó a su esposo tapar el agujero, quién lo hizo inmediatamente.
Posteriormente, María Teresa intentó saber quién era el culpable del daño en el techo de su casa. Minutos más tarde, un grupo de niños le llevó el culpable hasta la puerta de su casa. Su nombre era Mauricio y tenía 12 años de edad. María Teresa lo miró y le dijo :- ¡Pásame tus manos! El niño dudó. María Teresa le  volvió a repetir con enérgico vozarrón - ¡Pásame tus manos! Mauricio optó por entregar sus manos sin mediar en que haría María Teresa con ellas. María Teresa tomó ambas manos y las besó con ternura y le dijo a Mauricio- Por favor, no lo hagas más. Mauricio se quedó asombrado y al instante prometió - Sra. María Teresa - le dijo- no lo haré más y le prometo que cuidaré que nadie más le aviente piedras a su casa. 
Al día siguiente, llovió en la ciudad y no cayó ninguna gota por el techo de la casa de María Teresa.

¿Quién aprendió la lección que nos enseñó Jesús? ¿Es necesario recibir golpes en nuestras vidas? ¿Podemos juzgar a nuestro prójimo con amor?
Meditemos y juzguemos nuestros corazones.
Bendiciones,